Ciudad de México a 18 de Marzo de 2010
JORGE LUNA
Es sin duda uno de los pintores más sobresaliente en el arte mexicano de nuestros Días. Jorge Luna es dueño de un lenguaje propio, sensual, colorido y multiforme. En la obra de Jorge uno encuentra a un artista plástico con un sentido del humor muy sutil, crítico y sabedor del oficio.
Lo más recurrente en la obra de Luna son precisamente lunas hechas de espejo, que a luz dan sus reflejos multicolores y complacientes. Espejos donde se mira todo, la arena del mar, los cocos, el cielo límpido, que nos hablan de su paso por el Caribe mexicano. ¿No antes alguien ya ha llamado a la luna espejo de plata? Seguramente por el misterio y honestidad que aquel astro posee para reflejar la luz. Los cuadros de Jorge son veredas encrucijadas llenas de luz, misterio y amor por la vida. ¿Pero dónde está el artista? En cada pincelada, en cada centímetro de su pintura que clama por ser hiperrealista y que va más allá del perfeccionamiento y fidelidad fotográfica.
La sensualidad y vanidad de un artista con carácter cuya obsesión lo ínsita a pintar una y otra vez espejos, no está alejada de la sensibilidad y plena conciencia de la vida, ello es constante en sus naturalezas muertas. Pues en sus cuadros uno encuentra rastros de lo efímera, irónica y apasionante que puede resultar la vida cuando se le contempla a detalle, punto por punto. Sátira de una metáfora entendida como filosofía o poesía, es la elegancia hecha arte visual; la vida es tan frágil como un cristal, lastimosa como los minuteros de un reloj de “horas al Deco”, donde lo “Duro de la cura” es que cada instante es un “Texto por venir” y aunque tengamos conciencia de que somos “Los miserables” o que esto ya valió “Cacahuates” siempre “Solo sale el sol” en la “isla de cristal”.
La minuciosidad y obsesión que Luna presenta en su obra por la perfecta representación de los objetos y “paisajes místicos” conforman la firma y el arte de este señor para quien “el tiempo vuela” en sus “episodios de la memoria” teniendo bien presente su “vínculo con la naturaleza”, para que finalmente los externos podamos admirar sus “espejos múltiples”.
La obra de Jorge Luna es en un microcosmos, donde el espejo lo mismo es sol y luna. El sol durante muchos años ha sido tomado como símbolo de armonía y la luna con su manto nocturno llena de misterio y romanticismo, es al final candil y espejo donde se miran los enamorados. Sin duda la pintura de Luna es vital y juvenil pero ello no debe de tomarse a la ligera, pues corresponde al ánima creadora de su autor pero con la madurez de un artista completo en cuanto a estilo, técnica y manufactura. No por algo su obra se encuentra ya en las más importantes colecciones privadas nacionales e internacionales, destacando las de Grupo Vitro, Banco de México, S.M. Alberto de Mónaco y S.M. Reina Sylvia de Suecia. Su obra se puede adquirir en la galería de Oscar Román y actualmente expone en la ciudad de México y Monterrey.
Jorge Luna a quien admiro,
respeto y estimo es un ser que irradia luz. es como una de las esferas que pinta, nos baña con su armonía, arte y sapiencia
a todos los que le rodeamos, y sin embargo como sus bolas de cristal él mismo encripta un misterio, pues nadie o muy
pocos sabemos que hay más allá de sus espejos.
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